Estaba confundido, mi mente no podía organizar lo que ocurrió ni por qué ocurrió. Solo sé que me dolía tremendamente la cabeza. Me dolía mas por el esfuerzo en comprender que por el chichón que adornaba mi coronilla. Mi gran defecto, la impulsividad, me volvió a traicionar cometiendo el mayor de los errores de mi vida. Estaba en un callejón sin salida y me sentía solo, desprestigiado y ridículo. Tenía que relajarme y analizar lo ocurrido paso a paso-
Los negocios en Túnez funcionaban y la empresa estaba consolidada, sobre todo después de recibir el anuncio de una Casa Real Europea notificándonos la necesidad de un palacete para una princesa y su consorte, con media docena de infantes (infante más, infante menos), que necesitaban salir con urgencia de su país. Nos ilusionó el asunto que quizás en breve tendríamos que preparar palacios para toda la familia. Imaginé mi tarjeta de visita donde se podría leer “Proveedor de la Real Casa” Pero esa alegría fue fugaz, volví rápidamente a pensar en lo ocurrido a bordo del Soberano.
Los sabotajes cada vez eran más frecuentes y más graves. Los viajeros empezaban a estar incómodos a bordo del barco, alguno incluso decidió desembarcar en cuanto tocamos tierra en Tánger para no volver. Cierto es que alguno embarcó y que algunos preferían no reclamar ya que el viaje tenía un fin próximo, pero eso no me reconfortaba ya que apenas se les veía disfrutar de los lujos del Soberano. El equipo de animación era pésimo, los grandes espectáculos solo estaban destinados a nuestro jefe y gran amigo Elegante. El libro de estilo de la empresa marcaba unas normas a seguir; la igualdad de trato a todos y cada uno de los pasajeros, el barco era de todos y para el disfrute de todos. El equipo de animación no solo aburría si no que empezaba a causar rechazo. Observando y participando vi situaciones que en absoluto me gustaron. Así que dejándome llevar por mi carácter y tomando aquello como si fuera de mi propiedad decidí actuar. Los dos primeros errores. Puse el tema en conocimiento de Elegante y me dijo que no le diera importancia, que todo funcionaba bien. Pero yo tenía, necesitaba hacerle ver la realidad. Hubo algún roce importante con la responsable del equipo de animación, temas personales que prefiero no contar por el momento. Empecé a investigar, a sondear y tercer error, hable con quien no debía, siendo la primera de las traiciones. Claro que después de ver como se desarrollaron los hechos ahora no me sorprende. Continuaba sin pruebas, solo tenía mi palabra y aun así tenía que intentarlo.
Mi vida en el barco empezó a hacerse complicada, las cuchilladas por la espalda empezaban a molestar, la verdad. Todo fueron problemas, yo era un problema, tanto para el equipo de animación como para el propio barco. Elegante se encontraba entre la espada y la pared. El confiaba plenamente en ese equipo y yo era su amigo.
Una noche me reuní con las doctoras Martina y Luna, hablamos hasta la saciedad sin resultado alguno. En esa reunión me pude enterar de que un diagnostico hecho por la doctora Marttina hubo de ser destruido ya que al llegar a ciertas manos se dudo de su capacidad profesional y de su talla moral. Siendo ella misma la que pidió que destruyera para no causar más conflictos. Al pedirle una copia me informo de que no la hizo y me quede sin poder leerla.
Así que decidí ejercer mi libertad de expresión que algunos definieron como la libertad de decir lo que los demás no quieren oír. Este fue el penúltimo de los errores, por que el último será publicar este, por el momento, último capítulo.
El comedor estaba lleno, todos los ojos pendientes de mí, nadie opino, nadie se involucro, solamente miraban mientras cuchicheaban entre ellos.
Ya no podía hacer nada, me sentía impotente para poder demostrar lo que el tiempo dirá.
Embarque en una lancha y me aleje del Soberano, me alejaba de un barco que ya no lo reconocía como algo mío.
Sé que dejo amigos a bordo, ellos lo son míos como yo lo soy de ellos, por encima de equipos de animación y por encima de mi ego. Como otros tantos viajeros quedaron atrás y para siempre en nuestro largo viaje; ahora quiero descansar y convencerme de que solo quise hacer lo mejor por el bien común.
_____________________________________________________________________________
Compañeros al trío no los separa nadie. Hemos llegado hasta aquí y en peores plazas hemos toreado- Pero permitirme unas vacaciones por mí y por vosotros.
Un abrazo.
(Este escrito no tiene por qué ser compartido por nadie, es solo un punto de vista mío y que probablemente no sea real, o si…)
ElPiratacojo