domingo, 30 de noviembre de 2014

TARTA DE REMOLACHA Y CHOCOLATE (por isabel1)




INGREDIENTES:
-          300 gr azúcar.
-          250gr puré de remolachas cocidas.
-          ½ cucharadita de esencia de vainilla.
-          250 cc de aceite de oliva.
-          3 huevos.
-          225 de harina.
-          ½ cucharadita de bicarbonato de sodio.
-          ¼ cucharadtia de sal.
-          6 cucharadas soperas de cacao amargo en polvo
ELABORACIÓN:
Aceitar y enharinar un molde de 20x30.
Mezclar la remolacha y los 3 huevos, el azúcar, aceite y la esencia de vainilla. Mezclar bien.
Agregar bicarbonato, cacao, sal y la harina.
Incorporar la mezcla de remolacha y mezclar todo muy bien.
Verter en el molde. Llevarlo al horno a 180º durante 25-30 minutos.
Dejar enfriar.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Pena en el Alma... y Renacimiento... (por noa)

A veces... cuando peor estamos es cuando nos damos cuenta realmente de la verdad que hay dentro de nosotros mismos. Incluso nos podemos llegar a asustar de nosotros, porque vemos que no se cumplen las expectativas, que teníamos puestas en nuestra vida. Por poner un ejemplo... cuando hemos perdido cosas materiales por cualquier circunstancia y ya no tenemos el poder adquisitivo de antes, ello en lugar de hundirnos debiera hacernos reflexionar, y ver la Vida desde otra perspectiva. Al darnos cuenta de ésto, incluso podemos sentir vergüenza de nosotros mismos, y no, no, no, simplemente que tenemos que pasar de un estado a otro, y cuando comprendamos que eso se alcanza poquito a poquito, nos conformaremos, y no nos sentiremos ya tan mal. O bien cuando hemos tenido cualquier perdida de cualquier otra índole.

Todo ello puede producir un trastorno dentro de nosotros, pero hemos de tener la suficiente Valentía de afrontarlo y sino somos capaces por nosotros mismos... hemos de saber pedir ayuda de cualquier tipo. Aquí juegan un papel muy importante los expertos médicos, y así mismo aquellas personas que consideramos Amigos de verdad. Claro que lo principal es ponernos en manos de expertos que nos puedan ayudar, pero también es cierto que no hay como la Amistad desinteresada, que todo lo da sin pedir nada a cambio. Los Amigos no solamente están en los buenos momentos sino también en los malos, no debemos huir en esos momentos de todo, y encerrarnos en nosotros mismos, puedo hablar así porque he pasado por ello una y mil veces... pudiendo decir con toda honestidad, que he salido no solamente a flote sino que he salido completamente Renacida, y eso que en aquellos momentos no contaba con las amistades de hoy en día, precisamente, porque me había encerrado en mí misma... y porque la Vida hizo que las buenas amistades que en estos casos pueden contarse con los dedos de una mano y no llegan... estaban a mucha distancia de mí y por problemas económicos no me podían ayudar escuchándome de tú a tú...

Para aceptar todo ello... hemos de instalarnos en el umbral de la humildad, y desechar todo aquello que tenga que ver con nuestro orgullo. Si se necesita una mano Amiga pero Amiga de Verdad pídela, en lugar de encerrarnos en nosotros. Eso no conduce nada más que a la pena del Alma...
La verdad que todo ello es una constante en mi Vida... pero día que pasa me voy haciendo más fuerte, y eso que me considero... dada mi sensibilidad extrema una persona muy vulnerable y frágil... Por lo tanto procuro deshacerme de aquellas personas, que sin comerlo ni beberlo, me han herido en lo más profundo de mi Sentir, se necesita amarnos mucho a nosotros mismos para darnos cuenta que es el mejor proceder para con nuestra persona...

martes, 25 de noviembre de 2014

Rosa....(por noa)

Rosa de angelical cultura
Eres de gran sentimiento
Te llevo en mi pensamiento,
Porque eres toda hermosura.

Te llevo en mí sin atadura,
Porque eres hilo sabio en sarmiento,
Aunque haya vendavales los vences con estremecimiento,
Porque llevas en ti una potente arquitectura.

No eres para nada presumida
El morir desdeñas
Y nunca seras encogida.

Lo dicen tus dulces señas
Sabes aprovechar la vida
Viviendo como tu la enseñas.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

LA MAESTRA (por noa)

Armonía gritó brincando:

- ¡Niñas! ¡Buenas noticias! No hay clase. ¡Nos vamos de paseo!.

Y dando una vuelta sobre sus talones, dibujó la más graciosa pirueta que viera el universo. El enjambre de infantiles niñas coreó:

- ¡Bien de paseo!
- ¡Bien, bien , bien!

Tijeras, dedales, telas y carretes lucieron, en el aire, sus piruetas acrobáticas.

- Rocío coge tu dedal.
- Alejandrina no te olvides de la goma.
- Andrea no te vayas a dejar el lápiz.
- Armonía, siempre descontentadiza, escuchó, sin alterarse, tales demostraciones de júbilo. Bueno, niñas. No sé para que armáis tal guirigay. El paseo se reducirá a buscar una nueva colección de insectos. Hoy buscaremos, coleópteros, aclaró a las niñas e hierbajos para el herbolario. La algarabía tomaba desmedidas proporciones. Todas querían hablar y ninguna tenía la virtud de escuchar.

Con quién iremos y Guadalupe haciendo mofa... sosteniéndose en un solo pie, comenzó a recorrer las clases, cantando: “A la pata coja lo volvió a ganar...”. Eran muchas las niñas que la seguían en tan incómoda postura, cantando el burlón estribillo. María se indignó, roja su carita de la ira. Vaya, pues no sé el porqué os burláis así. Doña María Cruz es bien buena y bien guapa. Pero es coja contestó: Guadalupe. A lo que repusó María, -además hace unas labores, preciosísimas, que ya quisieras hacer tú-.

- Bueno, no te metas a redentora, dijo Guadalupe.
- Quiero y me da la gana. Contestó, María
- ¡Cursi!
- Gritó iracunda Guadalupe.
- ¡Meticona!
- ¡Holgazana!, respondió María.
- ¿Yo?
- Sí... Tú...
- Pues mira para que rabies.

Y volviéndose a poner en postura de cigüeña pensativa, cantó por segunda vez.

- A la pata coja, perdí mi caudal, a la pata coja, lo volví a ganar...

Aquella diablesa de malvados sentimientos, capitaneaba a muchos diablillos que aplaudían y coreaban sus fechorías.

Iban detrás cantando:

- A la pata coja...

Cuando abriéndose la puerta apareció doña María Cruz, a quien no escapó la burla de la que estaba siendo objeto. La misma burla de tantas y tantas veces.
Seria y altiva, sus ojos pasaron revista a las allí congregadas. Luego los detuvo un momento en Guadalupe. Pero ésta atrevida e insolente, recogió la mirada con gesto de desafío.

Era doña María Cruz, alta y de recia constitución. Su cuerpo, lleno de gracia, pregonaba salud. Sus ojos negros y grandes, soportaban dos arcos de cejas bien pobladas. Morena la tez. El pelo muy negro, liso y brillante, caía sobre su nuca, en gracioso rodete. Bellas y finas sus manos. Dulce y severa. Alegre y melancólica al mismo tiempo. Poseía el don de adaptarse a los papeles de juez y madre para con sus discípulas, a las que amaba tiernamente.


Exclamó:

- ¡De paseo! Y las chicas cruzaron, tumultuosas, la puerta de hierro.

Ante todas y como jefe de la banda marchaba Guadalupe, quien guiñaba sus ojos tan pronto a la izquierda como a la derecha, imitando los andares de la maestra.
Ya iban lejos y en pleno: las siluetas dibujaban en el suelo la grotesca burla.
María no se apartaba de doña María Cruz, arrancando a su paso matorrales y pedruscos que pudiesen entorpecer su paso y lastimarla. Con ellas iban otras niñas buenas, a las que la bondad y sabiduría de la maestra, estaban por ella cautivadas.
No corráis tanto... niñas, pero la voz de la maestra perdíase en el vacío. Las niñas iban de un lado para otro, y en vano doña María Cruz pretendió alcanzar a la alocada muchachería. Sus piernas querían ser ligeras, dibujar saltos, pero cada vez sentíase más pesada, hundiéndose su pobre cintura a cada paso, jadeante el cuerpo a los prestos movimientos.

El sol, siempre enamorado de la infancia, la contemplaba descaradamente. Era un sol fuerte y dorado, que envolvía las figuras adolescentes con esplendores de oro. El cielo de junio se pintaba de azul. Los pájaros cantaban una nueva sonata. Las zarzas, tan floridas estaban, que sus flores ocultaban las muchas espinas. Ladera abajo, los árboles mostraban su fecundidad. Cerezas, manzanas y peras, exibían sus cuerpos verdes, prometedores pronto de espléndida madurez.

El río más abajo aún, venía poco caudaloso, lamiendo huertos y vegas, y todo el paisaje cantaba la sinfonía del verano.

Y de repente doña María Cruz se dio cuenta de que el tren llegaba con paso de atrevida alfombra... sólo veía el tren, y allí junto a la vía, de espaldas al peligro, estaba Guadalupe, muy entretenida, agachado su cuerpo, buscando algo. Las niñas no se percataron, que se acercaba el filo de la muerte. Sólo vieron a doña María Cruz desprendiéndose de ellas y correr, correr, correr... como no pudieron jamás haber creído. Subía la loma sostenida en una pierna, ágil como un cervatillo. Saltó la distancia en breves segundos, respirando dificultosamente, jadeante... Al fin pudo coger el vestido de Guadalupe y arrastrarla consigo. Ambas rodaron ladera abajo. El pitido del tren estremeció la angustia de los corazones. Las niñas seguían aterradas, pues habían visto la muerte cernirse sobre sus cabezas... el peligro pasó.
Hubo unos instantes de silenciosa emoción. Guadalupe sentíase avergonzada.

Rompió el silencio la voz dulce de la maestra: Un momento más y te quedas coja, como yo.
Sentadas en la hierba formaban un corro encantador, agrupándose más y más cerca de aquella mujer que, en esos momentos, se les aparecía como una heroína. Todas las niñas sintieron despertaba su piedad. ¡Pobre doña María Cruz!. Pero la maestra, sonriendo, dijo:

Escuchad... Voy a contaros una historia, que hasta hoy nunca os conté…


Yo era una muchachita de diecisiete años. Decían que era guapa, y creo sinceramente que tenían razón. Fuerte y robusta. Cantarina y bulliciosa. Así era yo.
No conocí a mi padre. Mi madre deliraba por mis hermanos y por mí. Mis hermanos: Jesús y Juan, colmaban todos mis caprichos. Jesús fue pintor. Juan ingeniero. Yo había terminado mi bachillerato brillantemente, pues he de deciros que me encantaba el estudio.

Aquel día se celebró, en mi casa, con grandeza...

Por la tarde me llamó mi madre a su gabinete. Un estudio sencillo, mi madre odiaba el lujo y la ostentación, en cambio, cómo adoraba las flores, había buena cantidad de margaritas, amapolas, violetas, un árbol cuajado de camelias, rosas y clavelinas criados en nuestro huerto.

Doña María Cruz, siguió diciendo. Me senté en una butaquita a sus pies, y noté algo extraño en su voz... cual si estuviese velada por la inquietud y emoción, cosa rara en ella, siempre tan serena y tranquila, grave, pero jamás agria. Hija mía dijo has terminado, tu bachillerato y C.O.U con brillantez. Eres la primera en la academia. Estoy muy orgullosa de ti. Se detuvo... Y yo me preguntaba qué irá a decirme. Y... siguió diciendo: eso no es más que el primer peldaño de una escalera a subir. Tus hermanos han acabado sus carreras, y deseo que tú también curses la que desees. Eres rica, más de lo que supones, pues la herencia de vuestro padre, gracias a mis desvelos y economías la he duplicado. ¡Eres rica!. ¿Y qué?. La vida nos ha enseñado, con sus luchas y guerras, que la fortuna es como un tobogán y tan pronto lo vemos subir como bajar. El dinero se escurre de nuestras manos. Lo único seguro es "el saber" que llevamos con nosotros. Por lon tanto, quiero verte en condiciones, de ser autónoma y libre ante la vida. Y he pensado en tres carreras, muy apropiadas para ti... me dio tres carreras a elegir. Piénsalo bien y dime tu decisión.

Por la noche no podía dormirme, no me gustaban esas carreras, puesto que desde siempre quise ser maestra. A la mañana siguiente así se lo hice saber a mi madre. Entonces puso el grito en el cielo... diciendo cosas cómo... estás loca, ¿tú sabes lo que es el sacrificio del magisterio?. Lucha, renunciamientos. Y... sin pensarlo dos veces le respondí: ¡Es tan hermosa la infancia!. Mi madre continuó diciendo: La fruta de la ingratitud es una fruta muy frecuente en el árbol humano. Pero no hay nada más ingrato que la enseñanza. Tu trabajo estará lleno de espinas. En ese momento la interrumpí, y le dije razonando con vehemencia, ¿no vale nada, no vale nada alumbrar el alma, la inteligencia, moldear los corazones y formar personitas, que en un futuro sean personas que son para la humanidad y por la humanidad?. Seré maestra. ¡Amo a los niños!. Mi madre accedió a mis deseos. Fui maestra. A los veintidós años me seguía un grupo de pequeñajas. ¡Qué feliz era!. Nada me faltaba: Salud, bienes económicos y sobre todo, había realizado mi ideal. Me debía a la infancia. Me llegué a creer madre de aquellas niñas, cuando un día...
Precisamente fue en un junio como éste. Salimos de paseo. Mis piernas jóvenes y mi jóven corazón me volvían alegre en extremo. Corrimos, cogimos ramos de margaritas, amapolas y violetas, formamos diademas de florecillas silvestres.

También el río lamía la vega, los huertos, y la loma salpicada de fresca hierba se adornaba con soñadoras margaritas.

De pronto, un silbido retembló en mis oídos. Alcé la cabeza y le vi venir... Con su boca llena de humo y sus ruedas roncas de tanto caminar.

- ¡El tren venía el tren!

Y... allí pegadita a la vía, jugando con las piedras, estaba Xana. Doliéndome el corazón de tanta fuerza como repicaba, corrí, corrí, corrí, trémula, ciega de dolor, loca de emoción.

-Xana- llame en son de aviso. Trepé, me harañé por la loma como una cabrita. Pisoteé furiosa la hierba, me mordía los labios, sentí fuego en mi sangre. Ya llegaba... en un esfuerzo sublime, cogí a la niña con mis manos tirando de ella con todas mis fuerzas. Rodamos por la tierra... El tren ya estaba lejos. La niña fue salvada, pero mi pierna derecha quedó rota. Ya no quiero seguir contando... no quiero seguir recordando aquellos momentos. Así que ya sabéis porque soy coja.

Las últimas palabras de doña María Cruz fueron dichas en voz muy baja, con serenidad, sin titubeos, sin percibir en ellas la emoción. Se diría que su historia, era una historia no perteneciente a ella. Sus negros ojos miraban en silencio emotivo a lo lejos, como cautivados, por la belleza del paisaje. Las niñas escucharon el relato sin parpadear con un silencio cautivo. Al final un susurro impreciso, como un rebullir de percalillos, el azotar la brisa los grandes lazos blancos que se cernían, en las cabezas de cada una de las niñas.

Poco a poco fueron apiñándose tanto, que la maestra semejaba la pulpa de aquel delicioso fruto humano. De pronto, estalló un sollozo... Era Guadalupe, la que abriéndose paso entre todas, cayó a los pies de doña María Cruz y cubriendo de besos sus manos, repetía:

- ¡Qué buena es usted, doña María Cruz! ¡Qué buena! Perdóneme usted.

Entonces, sí... Entonces asomó una lágrima a los ojos de la maestra.

viernes, 7 de noviembre de 2014

GUACAMOLE (por isabel1)



Ingredientes:
-          2 aguacates.
-          1 tomate maduro.
-          1 cebolleta.
-          1 diente de ajo.
-          Zumo de medio limón.
-          1 cayena.
-          Cilantro molido
-          Sal.
Elaboración:
Partimos por la mitad el aguacate y le quitamos el hueso. Lo trituramos bien con ayuda de un tenedor. Partimos por la mitad el tomate y lo pasamos por el rayador. Lo mezclamos bien las dos cosas. Picamos la cebolleta en trozos muy pequeños, volvemos a remover con todo. Picamos el bajo y lo añadimos. Añadimos también el zumo del medio limón. La cayena, la cortamos y le quitamos la semillas (que es lo que más pica), la hacemos trocitos pequeñitos, añadimos sal en un mortero y luego bien mezclado lo añadimos a todo lo anterior.
Se puede quedar así, es a gusto, yo, prefiero luego pasarlo todo por la batidora, sale perfecto para comer!!

EMPANADA DE LOMBARDA (por isabel1)



Ingredientes:
-          250gr col lombarda
-          150gr puerro
-          Masa de empanada
-          25 gr queso parmesano
-          Piñones
-          Pasas
-          Sal
-          Pimienta negra
-          Aceite
-          Agua
-          Un huevo (para dorar la masa)
Elaboración:
Picamos los puerros y la lombarda en juliana. Ponemos la sartén con aceite y echamos el puerro y luego vamos añadiendo la lombarda, lo salteamos y que poche todo muy bien. Añadimos unos poquitos piñones pelados y unas poquitas pasas y lo removemos todo muy bien. Añadimos un vaso de agua, un poquito de sal, un poquito de pimienta molida. Dejamos que se evapore el agua a fuego lento.
Cogemos la masa de hojaldre, la ponemos en un molde, vertemos todo lo de la sartén, echamos por encima el queso rayado y cerramos la masa del hojaldre. Con la ayuda de un pincel, pintamos toda la masa por encima con el huevo ligeramente batido.
Lo metemos en el horno a 200ºC.


AMANECER CONTIGO (por Shaylee)



Amaneceré en tus labios, los llenaré de besos y escribiré poemas en tu piel, luego lentamente sin abrir los ojos, te declararé mi amor

Cuando las estrellas y la luna se hallan marchado,
quiero permanecer por siempre a tu lado.
y con los primeros rayos del sol sellar
este inmenso amor que no se ha de apagar.

Amanecer en tus labios y en las caricias de tus manos, sera el recuerdo grato diario de saberme enamorado.
escuchar de tus ojos la declaración más noble y tierna
saber que somos uno solo amandonos en esta hoguera.
decirte lo que me inspiras hoy es una tonteria
pues sabes que te pertenezco y que amanecer contigo sera mi vida...

Amaneceré en tus labios, no respirare el aire, sino sera tu aliento
y palabras no necesitare, para demostrar lo que siento.
Pues la llama del amor que nos consume por dentro,
tatuara cada caricia y permanecera en los confines del pensamiento.

En el pensamiento limpio que cuida tu imagen como santo de mi altar.
en el tatuaje más perfecto que un artista ha de pintar.
en el amanecer de unos labios que ya son mios y no comparto.
en la declaración de amor ingenua, de dos niños sin contacto.
Claro! no necesito decir nada, para que veas que muero por tí.
yo sere tu sol eterno y tu mi amanecer más feliz.