viernes, 18 de noviembre de 2011

Capítulo X - La Travesía (Por Elegante)



 No sé como he llegado a este punto... y me parece que me dejo enredar muy fácilmente.


    Desde que conocí al Pirata mi vida no gana para sobresaltos y la compañía de Res no mejora en absoluto mi ansiedad. A bordo de un crucero camino de no sé aún dónde para entrevistarme con no sé quien, cosa que como me harté de repetirle al Pirata, se hace en las gasolineras,  y encima con la compañía que llevo…y no lo digo por Azoraida que se ha quedado en Túnez sino por Res que desde que hemos embarcado no para de quejarse. Esta mañana en el Restaurante, mientras comíamos, se quejó primero de que le dolía la espalda…y yo le contestaba: Res, si te hemos subido de polizón en un baúl y has estado encerrado doce horas, ¿Cómo pretendes que no te duela? Piensa en lo que nos hemos ahorrado de billete. En un intento de explicarle e intentando que entrara en razón.


    Más tarde en el comedor, yo inapetente y a régimen, apenas comí docena y media de gambas y un  “Solomillo avec de beaux framboises et pommes de terre de Borgogne”. 



   ¡A Res le pedí bocadillo de queso..! ¡Pues se quejó de nuevo! Tuve que convencerlo de que si a mí el queso no me sentara mal yo hubiera pedido lo mismo... y que es alimento sano y con mucho calcio. No paró ahí la cosa sino que cogía las cabezas de mis gambas para chuparlas ante la mirada de todos, entre los que se encontraba la Marquesa de Altozano y su hija la adorable Merceditas de Altozano y Cercedilla,… heredera de la finca de Los Corralitos, al lado de la mía en el Sur de España. Avergonzado pedí disculpas por su comportamiento, claro… no sin cierto titubeo…momento en el que él me dijo en voz alta: D. Ele… ¡¡que les den!! ¡! Creí morirme ¡! ¡Que vergüenza!! Nunca un Motealto se vio envuelto en semejante tesitura. La Marquesa cayó en estado cataléptico pero no acabó ahí la cosa sino que de su bolsillo sacó a Sultán que fue directamente a orinar en la pierna de… Merceditas que sufrió una lipotimia. Ante semejante panorama, actué como cualquier caballero hubiera hecho y escapé rápidamente ya que al no estar conscientes ellas quizás no se acordaran del suceso.

  Reconozco que ya estaba algo nervioso desde que embarcamos debido a mi discusión con el capitán del barco. Lógicamente, le pedí ocupar el camarote del capitán… ¿El mío? Contestó el maleducado con gesto airado.. y a pesar de que le expliqué que era Eliades Montealto, un Vizconde,  y que un Montealto batalló en Lepanto contra el Turco…se negó en redondo a cedérmelo. Irritado le llamé “Capitán Pescanova”  ordenando éste que me echaran del buque, intercediendo por mi precisamente la Marquesa, logrando que cejara en su actitud, y es que desde que murió el Caudillo…todos campean a sus anchas. ¡Al libre albedrío! Nadie tiene miramientos con la nobleza… como tristemente me comentaba por teléfono  ayer Cayetana entre sollozos.

 El mar encrespado y el día gris, hicieron que me recluyera en mi camarote donde la inmensidad del mar y la nostalgia…espolearon mi vena de poeta recientemente descubierta y me enfrasqué en la composición de unos versos…



                                              En este crucero me encuentro

                                              Y mi destino es tan incierto…

                                              Que ni gozo ni me lamento

                                               Hacia el Norte o al revés

                                              Mar afuera o mar adentro

                                              A mi me importa un pimiento

                                               Siempre que no esté Res.



                                                             -Elegante-



   Notará el lector en este verso las secuelas de la depresión como consecuencia de estar lejos de España. Le dije a Res… que pusiera el CD con el Emigrante de Valderrama, pero se negó en redondo argumentando que la música era mala así que tuve yo mismo y en las condiciones en que me encontraba…levantarme para ponerlo. ¡Dios mío! ¿Qué más quieres de mi? ¿Cuánto más puede sufrir un hombre? Imagino que ahora cuando le diga que se meta a dormir en el baúl…¡se quejará otra vez!



¿¿ Y esos gritos??? ¡¡Cielos!! Pirata, Marttina, Luna…¿Qué hacéis aquí? ¿Y esas batas blancas y esa jeringuilla??

 ¿Pero que hacéis?

                                   (Continuará)

    
                                                         

5 comentarios:

  1. Gracias de nuevo por alegrarnos con tu relato, desde el primer momento que empecé a leer, se me puso la sonrisa y hasta ahora mismo...
    muchos besos

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  2. Propongo nombrar santo a Res. Y ya que las musas están a punto de entrar a "matar", que se regodeen a gustico, es más, si hace falta jalearlas se las jalea. Eso sí, es imprescidible que luego pasen informe detallado de como son las posaderas de un Vizconde.

    Ele estás como una regadera, rey, eso sí, reir se ríe. Besicos.

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  3. Genial Elegante.. nos sacas sonrisas con tu humor y nos dejas boquiabiertos con la inteligencia.
    Besos, Isis.

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  4. muy bueno elegante,sigues sacandonos siempre una sonrisa,gracia.

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